Experimento...

Lo acepto… para mí si que era muy tentador pensar que de verdad estaba llevando de la mano la pluma que iba a componer y publicar la nueva política de ciencia y tecnología de la región al “antojo” de los debates que dábamos, a la medida de nuestras ideas; pero hoy me dijeron que fui parte de un experimento.

En primera instancia me sentí algo así como “clonado”. Me sentí en el papel central de una saga donde el protagonista (que se creía especial, único e irrepetible), abría la pesada puerta metálica de una bodega con luz neón azulosa titilante donde luego de despejarse la bruma vaporosa, se revelaban cientos de neveras con clones de sí mismo, mostrándole que, bueno, solo era un experimento más.

¡Pasado el shock pensé lo mucho que amamos en nuestra cultura la grandilocuencia de lo "soñado, charlado y jamás realizado", lo emocionados que solemos contar planes que jamás realizamos, y me sentí, de una manera algo contradictoria, reconfortado y honesto, en el entendimiento de que, si… aceptémoslo! en efecto esto fue un experimento de pensamiento, un valioso entrenamiento donde se reunieron gentes de diversas fuentes a tratar de crear una manera de crear. Me censuré a mi mismo “¿En realidad pensaste que iba a ser tan fácil?, ¿en serio? entonces era solo cosa de reunir unas cuantas personas a debatir y listo?... ¿con solo eso ya tendríamos la mágica bala de plata que iba a resolver todos los problemas que tiene la innovación en la región y potencialmente el país?”

A lo largo de mi vida he hecho muchísimos experimentos, pero sentirme parte de uno, o más bien tomar conciencia de una manera sorpresiva de ello, me llevó a percibir una vez más el infinito valor que siempre le he dado a la experimentación en lo técnico, pero ahora en mi propia piel y respecto de lo social. Por esto quiero compartir, con la autoridad que me da el ser un ratón templado en el fuego del laboratorio, mis aprendizajes de este experimento.

· Me enamoró el escenario; no es fácil encontrar espacios donde el foco de trabajo sea encontrar el cómo ayudarnos a nosotros mismos a ser mejores como país y lograr vivir mejor.

· Me gustó la pasión del grupo líder que se aventuró a creer que era capaz y logró que ahora usted este leyendo a otro ser humano como usted, al que le llega al corazón la innovación y el progreso nacional (como a usted!) y que está dispuesto a trabajar por ellos como usted lo estuvo “madrugando” todos estos sábados.

· Me gustó la pasión con la que nacionales y no nacionales ejercen su negativa a aceptar dócilmente que los poderes económicos globales definan de manera exclusiva lo que el humano y el planeta pueden ser. Es una concepción global de política muy refrescante en estos momentos de tanta “politiquería”.

· Me gustó acercarme y creer probable que puedo insertar párrafos y frases enteras en documento que definen el cómo Colombia va a afrontar sus realidades más críticas empleando el poder del conocimiento, única religión que profeso.

· Me gustó tener una visión diferente de Colciencias, ya no tanto como ese malévolo, desconectado y torpe gestor de la escasa inversión nacional en estos temas, sino como una entidad que, a pesar de los vicios propios de nuestra sociedad y órganos de gobierno, aún tiene pensadores que luchan por definirle una identidad a la ciencia nacional y a hacer de Colciencias un mejor instrumento para habilitar otros instrumentos de desarrollo de país.

· Me gustó escuchar a representantes de IES inconformes con el papel que en la actualidad juega la universidad, conscientes de la necesidad de modificar el modelo educativo y de conectarlo con el mundo real en lo social y lo empresarial.

· Me gustó escuchar de proyectos locales en desarrollo donde la nueva sangre del país no la conforman solo “milenials” autistas indolentes a todo lo que no sea el reguetón o un video juego (Dios nos salve de innovaciones que creen video-juegos basados en canciones de reguetón), sino chicos valientes y comprometidos con generar empresa y generar política de país, algo que yo a su edad jamás consideré.

· Me gustó ver cómo se puede debatir temas de innovación y desarrollo desde esquinas muy diferentes de la realidad nacional y aprender de estos debates cómo ven el mundo y las realidades otras personas tan comprometidas como yo me siento, pero completamente distantes de las cosas que yo hago y vivo.

· Me gustó que queremos más, que no queremos que esto muera. Me gustó escuchar propuestas de continuidad que de seguro con el tiempo tomarán su forma en nuevos experimentos donde tendremos, ya con la fundamentación desarrollada en estos talleres, mayores oportunidades de aportar.

Acá me quedaría citando muchas cosas que adoré de este escenario. Claro que no pienso que salió perfecto, empezando por mis mismas restricciones donde encontré que no era un interlocutor válido en muchos temas donde logré identificar estudiosos comprometidos con los temas sociales, o mis reservas respecto de los métodos empleados para la recolección ordenada de la percepción de los participantes, pero eso no importa mucho. Al ser nuevo para mí esta clase de espacios, el sentido fundamental del ejercicio se me parece más al momento en que un niño inicia a dar sus primeros pasos, donde más vale que ayudemos a crear que a criticar.

Ojalá en este foro surjan propuestas de continuidad y ojalá, como comunidad que tiene la oportunidad de generar una nueva realidad para nuestro país, podamos continuar recorriendo los pasos de maduración requeridos para formar nuestro conocimiento, criterio y lograr llegar a la acción que nos permita que la próxima foto nos la tomemos en la gobernación en la sesión de firma de los documentos de la nueva política, y más allá, en los momentos en que esa política otorgue dignidad y futuro a aquellos otros adornados por la gracias divina con la nacionalidad de Colombiano .